¿Artefactos o seres? ¿Calculo o inteligencia?
Científicos del Instituto Tecnológico de Tokio acaban de presentar un robot capaz de aprender de su entorno, deducir el curso de acción en función de cada nuevo aprendizaje y, lo que más asombra, preguntar por Internet a otros robots cómo hacer algo que no sabe hacer. Esto es posible gracias a un nuevo algoritmo de programación llamado Soinn (Self-Organizing Incremental Neural Network), que sirve para que el robot sea capaz de deducir que si le piden un vaso de agua fría, debe dejar momentáneamente el vaso en el que ha vertido líquido para tomar el hielo y agregárselo. Esto, que parece tan sencillo, requiere una serie de procesos deductivos que no son nada sencillos de implementar en un sistema de inteligencia artificial sin tener que programarlos uno por uno. Lo mejor del algoritmo Soinn es que es incremental: el robot aprende de situaciones que ya ha experimentado. Una conexión a Internet basta para que un robot que nunca ha preparado té pueda aprender a hacerlo hablando con otros robots, y se abre así las puertas a que estos ingenios sean capaces de comprender órdenes en lenguaje humano coloquial.
También hace mucho que se habla de la presencia de robots en las líneas de trabajo en reemplazo de trabajadores y eso ya no es el futuro. Es el presente de la empresa Foxconn, la principal fabricante de los productos Apple, que acaba de anunciar el reemplazo de miles de trabajadores por un batallón de 1 millón de robots a ser adquiridos en tres años en procura de disminución de costos laborales, teniendo en cuenta que emplea a más de 1,2 millones de trabajadores en la actualidad. Así, se da el puntapié inicial de lo que puede terminar en un fenómeno sociocultural de reemplazo del total de los trabajadores de fábrica por máquinas.
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